Las organizaciones con sistemas de gestión implementados comprenden la importancia de las auditorías internas, sin embargo, en ocasiones son percibidas como "un requisito a cumplir" o "consideran que no agregan valor", lo cual genera perdida de tiempo y costos sin obtener el verdadero valor que permita la mejora continua de los sistemas.
Existen muchas causas que originan lo antes expuesto, pero una de las principales es la planificación inadecuada de las auditorías, por lo general no toman en cuenta la "edad o madurez" del sistema de gestión.
Durante la vida de los sistemas de gestión se establecen 3 momentos claves:
- Primera auditoría
- Auditoría de certificación
- Madurez del sistema
Adicionalmente, hay 3 variables involucradas:
- Información documentada
- Nivel de implementación
- Eficacia
La planificación de las auditorías debe tomar en cuenta dichas variables, estableciendo el énfasis de acuerdo a lo establecido en la siguiente gráfico:
Así podemos ver que en una primera auditoria (momento 1) el énfasis del auditor debería ser hacia la información documentada requerida por el estándar y aquella definida por la organización como necesaria.
En una auditoria de certificación (momento 2), el auditor debería hacer énfasis en verificar que se cumple la frase "escribe lo que haces, y haz lo que escribes" obteniendo evidencia objetiva.
Para sistemas de gestión que han cumplido más de tres años de madurez (momento 3), la auditoría debe hacer énfasis en la eficacia y en obtener evidencia objetiva que los procesos logran los resultados planificados.
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